Por M. Ignacia Fernández,
Directora Ejecutiva de RIMISP-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural
El pasado mes de noviembre, en el marco de la primera semana FIDA sobre Desarrollo Rural en El Salvador, un panel sobre la los Grupos de Dialogo Rural (GDRs) sirvió para reflexionar y hacer balance de esta iniciativa latinoamericana de diálogo sobre políticas públicas.
Los Grupos de Dialogo Rural (GDRs) fueron establecidos en cuatro países de América Latina - México, El Salvador, Colombia y Ecuador -, con el objetivo de promover y fomentar el diálogo sobre políticas públicas. Están conformados por un conjunto de personalidades influyentes de las organizaciones sociales, el mundo empresarial, la academia las organizaciones no gubernamentales y el gobierno, que ven en los procesos de diálogo una oportunidad de aunar fuerzas para promover la inclusión en una agenda pública -que a menudo las pasa por alto- de cuestiones relacionadas con el desarrollo rural que son de relevancia nacional.
La metodología de trabajo de los GDRs ha sido desarrollada por RIMISP-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural junto con el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA). Cada GDR definió una agenda prioritaria e identificó objetivos específicos de cambio en las políticas rurales, de acuerdo a las condiciones y prioridades de cada país. Los resultados de estos años de trabajo han sido ampliamente satisfactorios. Son varias las políticas y estrategias que benefician a los pobres rurales de la región que llevan el sello de los GDR: la Ley de Tierras y Desarrollo Rural en Colombia, la Estrategia de Desarrollo de la Franja Costero Marina en El Salvador o la Estrategia del Buen Vivir Rural en Ecuador, por mencionar solo algunas.
La experiencia de los GDR nos muestra que el diálogo bien guiado y contando con los actores sociales adecuados puede ser una poderosa herramienta de cambio para superar la pobreza rural. Como decimos en RIMISP, “la mejor política pública se hace dialogando”.
Aunque cada GDR tiene sus especificidades y está particularmente atento a las oportunidades que ofrece la agenda política en cada país, existen ciertos elementos comunes de su metodología en los que creemos que radica su particular contribución a los procesos de cambio.
El más importante, es la formulación de propuestas de políticas públicas sólidamente basadas en la evidencia empírica que deriva de procesos complementarios de investigación y análisis. El segundo es la creación de grupos diversos, legitimados y autónomos respecto de los gobiernos de turno que desarrollan relaciones estratégicas con actores claves y se mantienen atentos a las oportunidades que ofrece un entorno cambiante.
A esto se suma otro elemento clave, consistente en una capacidad creciente y reconocida de comprender el desarrollo rural como un campo interdisciplinario, que requiere de políticas intersectoriales. Los GDR han sabido lidiar con gobiernos organizados en compartimentos bien definidos, apoyándolos en la resolución eficaz de asuntos que trascienden los límites de un único ministerio, secretaría o servicio público.
Cada vez son más las dimensiones del desarrollo rural que escapan al mandato legal, la vocación y las capacidades sectoriales de los ministerios de agricultura. Tal es el caso de la fuerte expansión de la infraestructura y de la cobertura de los servicios de educación y salud, o la preminencia de actividades económicas no agrícolas en las zonas rurales.
Los GDR apuntan justamente a la necesidad de proporcionar espacios de diálogo multidisciplinar e intersectorial que permitan y fomenten la discusión de temas relacionados con las políticas de desarrollo rural más allá del lugar que tradicionalmente las instituciones les han otorgado. Estos espacios permiten abordar de manera integral las problemáticas e intereses que convergen en torno a este tema, así como dar salida a propuestas concretas de políticas públicas que cuenten con un consenso social y respondan a intereses de beneficio colectivo.
Este es el tipo de resultados que presentaron los secretarios técnicos de los cuatro GDR en el panel en San Salvador en noviembre pasado. Todos ellos destacaron cómo la participación del FIDA en estos grupos puede contribuir a escalar su capacidad de incidencia, abriendo conversaciones con nuevos actores, nuevas oportunidades y nuevos temas para la transformación rural.